Author: Yerson Martínez
Por Yerson Martínez
marzo 26, 2023 | 8:39 pm
Este reportaje es parte del Hub de Periodismo de Investigación de la Frontera Norte, un proyecto del International Center for Journalists en alianza con el Border Center for Journalists and Bloggers.
Cristian tiene 14 años y Juan 17, no se conocen entre sí, viven en colonias distintas en Mexicali, Baja California, pero tienen algo en común: ambos comenzaron a fumar marihuana a sus once años de edad y actualmente son adictos al fentanilo.
Alexander es otro joven de 20 años de edad y adicto desde los 15 años, ha robado, asaltado y actualmente es limpiaparabrisas para comprar heroína con fentanilo y mezclarlo con marihuana por 200 pesos diarios, aunque en ocasiones, dice, necesita doble dosis.
Él ha visto cómo en su grupo de amigos varios han fallecido por consumir la mezcla de cigarros de marihuana humedecidos con heroína y fentanilo, como su amigo y vecino Jonas, que a los 17 años fumó por primera vez esa mezcla, tras cinco inhaladas se desvaneció en un parque público y falleció por sobredosis en la primavera del año pasado.
Estos son algunos casos que reflejan una problemática cada vez más visible en la ciudad de Mexicali, una localidad de poco más de 1 millón de habitantes, ubicada al noreste de Baja California; siendo el cruce fronterizo con California, Estados Unidos, donde se ha reportado por la Secretaría de Seguridad Ciudadana un incremento en la presencia y decomisos de fentanilo.
La frontera es un escenario desalentador: la prensa estadounidense documentó durante el 2021 un total de 6 mil 843 muertes por sobredosis relacionadas con opioides, de las que 5 mil 722 estaban relacionadas con el fentanilo, según el Departamento de Salud Pública del Estado de California.
El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades del gobierno de Estados Unidos, ha advertido que el fentanilo es un fuerte opioide sintético similar a la morfina, pero entre 50 y 100 veces más potente.
Juan, es un adicto de la mezcla de fentanilo con heroína desde hace dos años, a los 15 años de edad llegó a su vida. A escondidas de su familia, diluye la droga para empapar cigarros de mariguana. Señala que es lo peor que ha consumido en su vida y cree que no puede dejarlo.
El joven llama a esta mezcla por el nombre coloquial “kush”. Le gusta porque lo relaja, lo pone a gusto, al grado de olvidarse de todos sus problemas, aunque le genere una desagradable malilla, o síndrome de abstinencia, y agregó “la he intentado dejar, pero no puedo”.
A pregunta expresa de qué mensaje ofrece a quienes piensan consumir por primera vez, dijo: “que déjense de cosas, no saben en la mierda que se están metiendo. Esta madre no está pelada tampoco… pero por el momento no la quiero dejar porque me pone relajado, bien agusto, se me olvida todo en ese momento”, expresa.
Los efectos que los consumidores dicen tener son: la sensación de felicidad extrema y el aletargamiento, pero también náuseas, confusión, estreñimiento, sedación y la pérdida del conocimiento.
Sin embargo, el consumo crónico puede detener la respiración, generar un estado de coma, dañar el cerebro e incluso provocar la muerte.
“Cuando empecé, no era por problemas”, alcanza a contar Juan antes de sumergirse en los efectos de la droga: su cuerpo comienza a realizar un movimiento oscilatorio lento, mientras que sentado en una silla, el rostro cae lentamente hacia el frente y la columna a doblarse hasta encorvarse.
La madre del menor lo internó en un centro de rehabilitación, Juan permaneció dos meses, se escapó a finales de febrero y actualmente regresó al consumo de drogas.
En agosto del 2022 se inició el proceso de cierre del centro de rehabilitación Misión San Carlos, que pertenecía como una desincorporada del ayuntamiento de Mexicali, y era el único centro de gobierno que atendía las adiciones y la ludopatía; el principal argumento de concluir operaciones fue porque un tratamiento de 45 días tenía un costo promedio de 50 mil pesos.
A finales del 2022 se aprobó en sesión de Cabildo la liquidación de personal para que pasará su funcionamiento al Estado, sin embargo, hasta la fecha de publicación de este reportaje permanecía cerrado.
El gobierno de Baja California carece de programas para prevenir el consumo de fentanilo, porque no han detectado dicha adicción en las escuelas, explicó el director del Instituto de la Juventud, Rigoberto Salcedo Boyd.
Detalló que el tema de prevención del consumo de fentanilo, no lo abordan y proyectan incluirlo en el catálogo de prácticas preventivas para el 2023, sólo enfocan al tema del consumo de clonazepam y marihuana.
En el juzgado para menores, aunque la mayoría de los detenidos y sentenciados son por delinquir y tener alguna adicción, no tienen las pruebas para determinar si ingieren fentanilo, informó el juez Álvaro Castilla.
Agregó que el común denominador de los detenidos, hombres y mujeres, son por robo y en su mayoría, presentan un cuadro de adicción, y deserción escolar en edades promedios de los 16 a los 18 años; al corte del 2022 se contaba con 13 hombres y 1 mujer en el centro de readaptación para menores.
En mayo del 2021, la actual gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda declaró que habría un programa de atención para las personas con adicciones.
Desde el 28 de septiembre del 2021, el Departamento para el Control de las Drogas en Estados Unidos emitió la alerta de salud pública por presencia de pastillas con fentanilo y metanfetaminas y por el “alarmante aumento en muertes”.
En Baja California el pasado mes de octubre del 2021, la Fiscalía General del Estado emitió la alerta a la Secretaría de Salud por detectar incremento en el consumo, confirmó Néstor Saúl Hernández Millán, subsecretario de Salud estatal.
Con información oficial de la Secretaría de Salud solicitada por la Plataforma Nacional de Transparencia, en el oficio SGS-DSS-VE-0293-2023, se detecta que hay un incremento en las defunciones por sobredosis en un 405 por ciento, del 2017 al 2022.
En el año 2017 se registraron en todo el estado 38 defunciones, cifra que en el 2022 alcanzó las 192 personas, de los cuales 171 fueron hombres y 21 mujeres.
Además de un aumento en las consultas por sobredosis de manera anual, al pasar de 2 a 148 del 2018 al 2021, es decir 7 mil 300 por ciento más, de acuerdo a las cifras oficiales del sector salud, pero contrasta la información al solo tener registradas cuatro atenciones en el año 2022 según data en el oficio: SGS-DAM-000327-2023.
Esto puede interpretarse que, de fallecer tres personas por mes, aumentó a 16 decesos.
Sobre las consultas, de recibir una por semestre en el 2020 la Secretaría de Salud pasó a doce en el 2021 y bajó a cuatro atenciones en el 2022 en todo Baja California.
“No es que haya aumentado la mortalidad: ha aumentado el consumo”, acotó Adrián Medina Amarillas, secretario de Salud de Baja California.
Reconoció que en Baja California se requiere implementar un mecanismo más extenso para determinar las muertes por fentanilo, aplicar los reactivos a los fallecidos, y aseveró que de acuerdo al Servicio Médico Forense (Semefo) actualmente entre el 40 por ciento y 50 por ciento de los fallecidos de personas en situación de calle dan positivo a fentanilo.
“No es una muestra significativa del total de Baja California, son gente en condiciones de calle o por muertes violentas y llegan a Semefo. Debemos hacer una encuesta no sólo de preguntas, sino de evaluar y mediar las cantidades si hay fentanilo en las personas en los centros de rehabilitación”, reconoció.
El funcionario agregó que durante el 2022 la dependencia adquirió 145 envases de naloxona con 10 ampolletas cada una para tratar las sobredosis de fentanilo de manera intrahospitalaria. Estas fueron distribuidas en cinco de los siete municipios.
Dicho medicamento revierte rápidamente una sobredosis de opioides, lo que hace que la persona restablezca con rapidez su respiración, de ahí su importancia.
Pero la adquisición de naloxona, que también es utilizada para cirugías intrahospitalarias, ha ido a la baja en el estado. De acuerdo al oficio SGA-DA-RMCAB-000467/2023 obtenido vía transparencia, pasaron de comprar 212 envases en el 2018 a 150 en 2020.
Además, de acuerdo al oficio SGA-DA-RMCAB-009242-2022 la reducción siguió en el 2021 pues sólo adquirieron 10 envases, y el año pasado 145 envases.
Sin embargo, al corte de la primera quincena de enero del 2023, las autoridades estatales no la habían adquirido.
La naloxona, no se encuentra disponible para la venta al público en general, explicó el subsecretario Hernández Millán.
Para esta investigación, La Voz de la Frontera-Border Hub acudió a diversas farmacias de la zona centro capitalina, a lugares como La Más Barata, Benavides y Farmacias Especializadas, para constatar que no existía a la venta al público dicho medicamento.
La falta de medicamento contra la sobredosis está relacionada con que las autoridades de la Secretaría de Salud se basan en una muestra realizada, a nivel estatal, entre 400 pacientes de centros psiquiátricos que arrojó un nivel bajo de consumo de fentanilo.
Solamente un 3.6 por ciento de los encuestados respondió que son consumidores de fentanilo, es decir, apenas unas 14 personas, de acuerdo a la entrevista realizada al subsecretario de salud estatal, Nestor Saúl Hernández Milán.
El Secretario de Salud de Baja California, Adrián Medina Amarillas, confirmó que a mediados del 2022 en el Centro de Adicciones del Instituto Estatal de Psiquiatría, se realizó un estudio para determinar el impacto de las drogas en la entidad, donde la principal en consumo fueron las metanfetaminas, seguido por la cocaína, la marihuana y en última instancia el fentanilo.
“No negamos el riesgo de que se incrementen las muertes por fentanilo… las muertes por sobredosis no es un problema de salud, como en Estados Unidos, en la medida que se incremente el fentanilo adulterado eso puede llegar a suceder, pero tenemos naloxona en urgencias de los hospitales públicos de Baja California para que se les revierta, y las estadísticas tienen validez porque se hizo en personas potencialmente en uso de drogas, no puede ser una población más significativas que los recluidos en rehabilitación”, puntualizó Medina Amarillas.
Sin embargo, los datos de la dependencia resultan opuestos a una realidad que enfrentan diario organizaciones civiles como Verter, una agrupación que opera en el Centro Histórico de Mexicali desde el 2019.
Desde que iniciaron funciones han detectado un incremento en las cifras de personas adictas al fentanilo porque afirman que las personas desconocen que las drogas vienen mezcladas con dicho opiáceo.
De acuerdo al corte de mayo de 2021, apoyaron en revertir la sobredosis en mil 90 casos, en los que fue utilizado el medicamento de la Naloxona.
De acuerdo a Lourdes Angulo, titular de la organización, atendieron de junio del 2022 al 13 de enero del presente año a mil 100 personas por sobredosis, a quienes les brindaron -con sus propios medios y gestiones- el medicamento.
El panorama anterior refleja un incremento en las atenciones tan sólo en los últimos siete meses, en comparación con los dos años anteriores.
Como parte de su estadística, desde finales del 2022 registraron que el 100 por ciento de las dosis, a las que aplican el reactivo para detectar fentanilo, resultan positivas, aunque estén mezcladas con heroína o mariguana.
“En Baja California las muertes por sobredosis no se registran como tal. No se busca la causa, no se ve el tema del consumo del fentanilo como un problema de salud pública. En Estados Unidos llevan más de 10 años como un tema de alerta de salud pública. Los familiares deberían tener acceso a la naloxona”, subrayó Lourdes Angulo.
Por su parte, el fiscal general del Estado, Ricardo Iván Carpio Sánchez, advirtió que el consumo de esta droga puede causar la muerte, pues los narcotraficantes la llegan a ofrecer como cocaína.
“Dos gramos de fentanilo hacen el efecto de un gramo de cocaína. Son confundidas: (las personas) consumen fentanilo pensando que se trata de cocaína. El riesgo de salud se incrementa y es probable que (el adicto) muera con esas cantidades”, explicó.
En contraste con todo el panorama y los datos expuestos, personal de la Secretaría de Salud refiere estadísticas en las que apenas aparecen en forma oficial dos menores de edad fallecidos por sobredosis.
Las muertes refieren a dos adolescentes: una chica de 16 años (2020) y un joven de 17 años (2022) de acuerdo al oficio SGS-DSP-VE-0439-2023, sin especificar la sustancia que provocó la sobredosis.
Además, el subsecretario de Salud, Hernández Millán, mencionó que este tipo de defunciones son registradas “como causas básicas”.
“No somos un laboratorio. Se atienden patologías. Vamos bien”, respondió.
Esto contrasta con la falta de compra de tiras reactivas para determinar si una persona ingirió fentanilo, ya que desde el año 2018 a 2022 las adquisiciones han sido nulas.
El oficio DG-UDIT-000105-2023 signado por el área administrativa de la Secretaría de Salud confirma que no se ha adquirido ninguna tira en los últimos 5 años.
Personal de la fiscalía no suelen aplicar reactivos a los casos de muerte por sobredosis, lo que ocasiona una falta de estadística confiable sobre el consumo y muertes relacionadas con estas drogas, de igual forma en el Servicio Médico Forense que pertenece al Poder Judicial, donde en el oficio 2380/UT/2022 confirman que no aplican las tiras reactivas a fentanilo por ser una evaluación cualitativa, y sólo aplican para análisis inmunoenzimáticos.
Ante este escenario de omisión de compra de tiras de fentanilo, estadística parcial de consumo y un incremento en las defunciones por sobredosis, incluyendo a menores de edad, el fentanilo continúa avanzando por las calles de Baja California.
Cristian tiene 14 años de edad, desde los 11 años comenzó a fumar marihuana, a los 12 pasó al cristal y a los 13 años a la heroína mezclada con Fentanilo.
“El Fentanilo es una adicción muy fuerte, si no consumo me empiezo a sentir mal, vomito, sudo mucho, me da desesperación y muchas ansias. Sí me gustaría dejarlo, pero me lo impide la adicción al fentanilo, aunque a mí me gustaría dejarlo”, expresó.
Todo comenzó por su círculo social, un grupo de amigos a los 11 años de edad le ofreció probar la marihuana, primero lo rechazó pero al segundo intento aceptó, con malestar, pero al día siguiente los mismos amigos le volvieron a ofrecer y siguió consumiendo.
Con el paso del tiempo, en una fiesta ya a los 12 años, estaban pasados en ingesta de alcohol cuando un allegado le ofreció cocaína y aceptó.
“Me dio todo para arriba, se me bajó todo lo pedo, empecé a hacer movimientos muy rápidos, me aceleró el corazón y a doler poquito la cabeza, no pude dormir”, recordó de aquella experiencia.
Comentó que sus amigos lo han llevado a tener una mayor ingesta de drogas, actualmente vive con un amigo que también es adicto.
A solo unas cuantas cuadras de distancia compran la dosis por 200 pesos, la cual alcanza para tres pipas. Comentó que la cantidad alcanza para el día, pero requieren una segunda dosis para la noche, por lo cual diariamente deben de generar 400 pesos para comprar la droga.
Dijo que junto a su amigo Alexander, acuden a limpiar parabrisas en los autoservicios, para sacar solamente para drogarse.
“Con el Fentanilo empiezas a sudar, te cambia el sistema, me quita la sed, me pone tranquilo y relajado”, comentó.
Cristian fuma diario, pero si el dinero es escaso, puede pasar 24 horas sin consumir.
“Les digo a las personas que no lo prueben, es algo bien malo, si lo puedes dejar a tiempo, que lo dejen, por todo lo que pasa con la familia, te empiezan a ver diferente, las personas te ven diferente, te tiran indirectas, un chingo de indirectas, me dicen pinche morrillo vale ver…, cosas así”, compartió de su experiencia.
Sara es la madre de Alexander, quien vive en un ambiente de adicciones en su comunidad y lamentó haber visto a varios jóvenes fallecer por el consumo de las drogas, como la mezcla de heroína o marihuana con el fentanilo.
En su sala, en la colonia Villas de las Lomas, en Mexicali, tiene una serie de imágenes de los menores que han perdido la vida, como Jorge quien tenía 16 años de edad cuando compró de manera clandestina pastillas de Clonazepam y sin saber le dieron M30 qué es fentanilo.
“Su cuerpo no soportó, él no consumía nada de eso y falleció”, recordó de un hecho registrado hace cuatro años.
Otro caso narrado por Sara, es el de otro joven llamado Marcos de 12 años de edad internado para rehabilitación por consumir estupefacientes.
“Siempre luchó con la adicción, pero su cuerpo le ganaba y consumía, hasta que su cuerpo ya no reaccionó, desde los 12 años consumía, era muy pequeño, era parte de la familia, el aquí convive, aquí comía, era amigo de mis hijos”, recordó Sara.
De acuerdo a la Administración de Control para las Drogas del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, cuatro de cada diez pastillas N30 que se distribuyen en las calles, tiene una dosis potencialmente letal.
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